Sobre Mí
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Hubo una época de mi vida en que dejé de decidir, las circunstancias me superaron y la vida no tenía sentido, pensé que no era el ejemplo que mis hijos se merecían. Sólo veía tristeza y no podía parar de llorar. Dejé que me ayudaran, yo sola no sabía. Aprendí a cambiar puntos de vista, a confiar en mí, a comunicarme con amabilidad. Me gustó tanto que me formé para formar y ayudar a otras personas.
¿Cómo he llegado a vivir en calma?
Primero tuve que decidir que quería hacerlo, que merecía vivir en calma. Sólo quererlo no es suficiente, has de decidir que vas a implicarte, a tomar acción. Yo empecé dedicando 5 minutos al día, lo hice un hábito. A este hábito siguieron otros que me llevaron a ser la mujer que hoy disfruta de los ratitos (o ratazos) de estrés porque sabe que después llega la calma y porque mi actitud es de aprendizaje, de lo que venga. Hay situaciones complicadas, lo sé, he vivido recientemente la pérdida de mi madre tras un año viendo cómo se iba poco a poco, me di cuenta cuánto me afectaba cuando mi peluquera me dijo: “estás perdiendo más pelo de lo habitual”. El estrés estaba en mi vida, aún así yo disfrutaba de cada momento con ella. La tristeza que quedó cuando se fue, la he ido gestionando con tiempo y cariño.
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